Plan D, de Simon Urban

Buenas tardes, mis queridos Lectores Ausentes.

Hoy venimos con  Plan D, de Simon Urban,una obra curiosa cuyo argumento llamó mi atención desde el mismo momento en que pude leer la sinopsis:

PLAND1“¿Qué habría sucedido si el Muro de Berlín no hubiese caído? En octubre de 2011, la República Democrática Alemana fabrica los Minsk -sin duda los mejores smartphones del mundo- y recibe peticiones de asilo de ciudadanos al otro lado del Muro que huyen de la crisis. Pero también está al borde de la bancarrota. Su salvación depende de las negociaciones comerciales bilaterales con Alemania Occidental, que tendrán lugar dentro de unas semanas. La aparición de un cadáver en Berlín Este las pone en peligro.

Parece un suicidio. Sin embargo, la ausencia de pistas y dos detalles hacen desconfiar al capitán Martin Wegener de la Policía Popular quien, junto con Richard Brendel, el investigador impuesto por Berlín Oeste, deberá enfrentarse al caso más comprometido de toda su carrera.”

Simon Urban nos presenta esta ucronía en forma de thriller, en la que  nada más iniciar la lectura, asumimos que no nos queda más remedio que aceptar su propuesta y dejarnos guiar por él para ir comprendiendo como la historia que conocemos tomó un rumbo alternativo y dio lugar al escenario que nos plantea. No hay explicaciones sencillas ni obvias, pero a medida que vamos adentrándonos en la novela y vamos conociendo  esa RDA que el autor ha imaginado, iremos comprendiendo los motivos que evitaron la caída del muro, como fue la reunificación y cuál es la situación actual del país. Una RDA tan gris, tan austera, tan realista y creíble que por momentos cuesta dudar de su veracidad.  Urban es muy coherente y no da pie a errores ni imposibles. Nos aferra de tal modo a esa posibilidad, a esa alternativa, cuidando todos los detalles y no dejando nada al azar, que es casi imposible dudar de que la situación que nos muestra no sea real.

 Lo que más me ha llamado la atención, al margen de la premisa de la que parte la novela, es sin duda el peculiar estilo del autor. Una prosa cuidada, compleja, cuasi onírica en algunos momentos, que juega con las formas y consigue enamorarte por su complejidad estructural.  Ora llano, ora críptico, otras veces retrospectivo y de vez en cuando crudo y visceral, pero siempre con un motivo para ello, moldeando  las frases, el texto, la voz, según lo considera conveniente para que el lector se sienta absorbido por lo que se dice, por lo que se hace y por lo que se piensa en cada momento. La voz del narrador recae en el propio protagonista, el capitán Martin Wegener, y esos cambios de registro, esa capacidad de  transformación, nos permite comprender de un modo poco habitual todo lo que el personaje siente en cada momento. Alguien hastiado, perdido, rendido ante una vida que no siente como suya. Alguien que odia al mundo en el que vive y se odia a si mismo por su propia debilidad.  Los mejores momentos, sin duda, son los diálogos que establece  consigo mismo y con la figura de un antiguo jefe y amigo, ahora desaparecido, que se ha convertido dentro de su cabeza en algo similar a la voz de su conciencia. Una voz crítica, mordaz y que le escupe las verdades a la cara, riéndose de él en ocasiones,  pero siendo lo único que le da un poco de paz.

Resulta obvio, pero logrado, el contraste entre Wegener y su eventual compañero de investigación Bretel. Uno, el antihéroe, el looser, amargado y harto de todo, incapaz de superar su fracaso matrimonial y asqueado por una vida que no le proporciona ya ningún atractivo. Un tipo aburrido y gris al que todo le importa una mierda, porque comprende lo podrido que esta el mundo en el que vive y quizás, solo quizás, haya descubierto esa VERDAD, en mayúsculas, que tanto ansía. El otro, la imagen típica del triunfador, del gran hombre, del sueño capitalista, con su traje impecable, su coche de alta gama y su sonrisa de galán. Un contraste que aunque no sea original, funciona a la perfección y lo más importante, no es simplemente un recurso anecdótico ni gratuito, pues tiene su razón de ser dentro de la trama y   que de paso, nos permite identificar a los dos personajes con sus respectivos  mundos, las dos Alemanias  y ver la magnitud de las diferencias existentes a ambos lados del Muro. Unas diferencias que pueden parecer obvias, pero que dan mucho juego y al final, nos llevan a plantearnos si realmente esas diferencias son tales.

Esa es otra de las bazas con las que juega la novela: La errónea presunción de que lo ajeno, lo que no tenemos, tiene que ser mejor. Eso y la constatación de que la corrupción, la falta de integridad y el que el fin justifique los medios se dan por igual en cualquier lugar del mundo, sea cual sea su ideología política y lo que nos quieran vender. 

 PLAND2En definitiva, estamos ante un thriller de alto nivel, que utiliza algunas de las mejores herramientas del género negro y policial para ofrecernos una ácida y cruda crítica de los tejemanejes políticos y fácticos,  con la excusa de lo que a priori, es únicamente la investigación de un asesinato. Una obra que convence por su originalidad, por unos personajes no solo bien perfilados, sino brillantes y con una personalidad abrumadora,  por un escenario tan creíble  y elaborado, tan palpable, que llega un momento en que estamos convencidos de que es real. Y sobre todo, por el estilo inclasificable del autor, que a mí me ha encantado por la forma en que ayuda a meterse en la piel del protagonista.  Una obra muy recomendable, que no puedo más que invitaros a descubrir.

 

Plan D

Simon Urban

Editorial: Grijalbo

ISBN: 9788425350399

Páginas: 496 pág.

PVP: 21,90€

 

 

 

Autor: Athman M. Charles

Pagano y jubilado, montañero retirado, boxeador vapuleado, fotógrafo desenfocado, jugón manco Old School, lector empedernido, juntaletras de medio pelo, casado y con hijos, calvo y barbudo. Legítimo heredero de la Casa de Cal Gallo de Montagut.

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