Cien Años de Perdón, de Claudio Cerdán

Buenas tardes de domingo, mis queridos amiguitos.

CIEN_A~1Hoy venimos con una novela que me ha dejado el culo cuadrado, por lo cruda, violenta, fatalista y bien narrada. Una auténtica maravilla en la que el género negro,  el policiaco, el drama y cierto toque de humor negro -sutil, casi imperceptible, pero presente-, se dan la mano para contarnos la historia de un perdedor, de un policía al que la vida ha derrotado y que se aferra a una última oportunidad de salir de esa existencia, fría, gris y decadente, por la que se arrastra día a día, harto de tragar mierda.

Estamos hablando de Cien años de Perdón, de Claudio Cerdán, una obra no apta para estómagos sensibles y que se sumerge en la parte más decrépita, sórdida y perversa de Alicante. Una ciudad que  de algún modo, es el reflejo de la naturaleza de los personajes que aparecen en la novela. Muy alejada de la idílica imagen que aparece en los folletos publicitarios, tras las bambalinas del slogan de `sol y playa´, se nos muestra una ciudad enferma, perversa, en cuyas calles se cierran negocios sucios, se cierran bocas a balazos y los billetes manchados de sangre cambian de bolsillo con una facilidad asombrosa.

Antonio Ramos, el protagonista, es un looser en toda regla. Un perdedor,  un tipo que se ahoga en su propia mierda y que se sabe perdido, sin futuro, y que parece estar ya de vuelta de todo,  atrapado en una vida que ya no le ofrece más que sinsabores. Un policía que se ha quemado, corrupto y metido en pequeños chanchullos, a quien nadie respeta ya. Ni su familia, ni sus propios compañeros y mucho menos la mayoría de cabrones con los que tiene que lidiar cada día en su trabajo. Hastiado, despreciándose a sí mismo, sabe que no le quedan demasiadas opciones. Es por eso que cuando en el caso en el que trabaja y en el que está involucrado por su manera de hacer las cosas, se presenta inesperadamente la ocasión de cambiar las cosas, de abandonar su miseria y hacerse rico,  no dudará en hacer lo que sea por aprovechar esa última oportunidad que el destino parece darle, aunque para ello deba no solo infligir la ley, sino negociar con el diablo. Las consecuencias de esa decisión serán devastadoras y traerán consigo una vorágine de sangre y muerte. Traiciones, balas silbando demasiado cerca, cadáveres en las calles… Una ola de violencia salvaje,  una suerte de ruleta rusa que se cierne sobre él y sobre quienes le rodean. Los daños colaterales serán terribles y el viejo poli se verá superado por las circunstancias,  atrapado en una situación que se le escapa de las manos, en un callejón sin salida del que difícilmente podrá salir indemne.

pa161323_p-7b277Cerdán narra con absoluta maestría.  Un  ritmo ágil, directo, en el que algunos párrafos brillan por su genialidad. Duro y sin concesiones, sin cortarse un pelo y mostrándonos sin pudor la desesperación de alguien que cree que ya no tiene nada que perder y que se equivoca, el autor hace gala de un estilo impecable, que nos gana por completo ya en las primeras páginas. Visceral, sin un atisbo de vergüenza o corrección, Cerdán nos muestra la cara oculta de una ciudad en la que nos vemos reflejados. Porque Alicante, como cualquier otra urbe, no es solo calles, edificios y transeúntes. Es como digo, un reflejo de la sociedad que la habita. Y las miserias, la suciedad, la desesperación, la rabia y la falta de valores  que encontramos en estas páginas, no son más que lo que nosotros mismos proyectamos sobre ella.

Lo dicho, no puedo ponerle ni una sola pega porque la novela es redonda.  Cabrona como ella sola, rezuma mala leche en cada página. Negra y criminal, con todas las letras. Claudio Cerdán, alejándose de cualquier principio o miramiento, nos golpea en los morros sin que le cambie  ni la cara, sin parpadear.  Y nosotros nos pasamos el dorso de la mano por los labios, limpiándonos la sangre, mientras pensamos: ¡Joder, este cabrón sabe cómo pegar!

 

Cien años de Perdón

Claudio Cerdán

Editorial: Ediciones Versátil

ISBN: 978-84-92929-91-7

Páginas: 360 pág.

PVP:  17€

 

 

 

Autor: Athman M. Charles

Pagano y jubilado, montañero retirado, boxeador vapuleado, fotógrafo desenfocado, jugón manco Old School, lector empedernido, juntaletras de medio pelo, casado y con hijos, calvo y barbudo. Legítimo heredero de la Casa de Cal Gallo de Montagut.

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